En otro caso más de periodismo chileno no profesional de quinta categoría, El Mostrador publicó una nota en la que reportaba los contenidos de un informe de la OECD sin que el responsable lo hubiera leído. Para reportear el contenido, tomó como fuente a un tuitero. Y por supuesto, publicó falsedades bien carentes de neuronas. El problema es que la mentira que publica afecta a varios gremios profesionales